Si bien en los años setentas el concepto de globalización comenzaba a sonar con miras de una revolución económica mundial de la mano del neoliberalismo, el mismo se comienza a esculpir después de la segunda guerra mundial, donde percibimos grandes alianzas entre los países con mayor peso político y económico en la escena mundial.
Los intereses económicos de aquellos días eran más importantes que el desarrollo humano y social, se vivía el auge industrial y los grandes empresarios hacían fortunas aún más grandes al entrar en nuevos territorios. Por ello se requirió de generar normatividades y alianzas internacionales, hacer acuerdos sobre las formas en que los distintos productos se movían entre países extranjeros.
Así se formaron principalmente la unión europea, los “tigres del sudeste asiático y por supuesto el TLC de América del norte, donde se dice que Estados Unidos buscaba no quedar mal parado internacionalmente, a la vez que a Canadá no le convenía perder terreno frente a México (en materia de exportaciones), por lo que México quedó justamente como el elemento de menor relevancia en los acuerdos y donde podía aportar más beneficios a sus contrapartes que recibirlos, situación sumamente cuestionada por los más tradicionalistas.
Las alianzas mencionadas fueron el parte aguas para que durante todo lo que va de los noventas a nuestros días haya un sinnúmero de acuerdos y tratados internacionales sobre diversos temas internacionales. Con el tiempo esto atrajo intercambios culturales debido al trato entre personas de diferentes sociedades de todo el mundo, a lo que llamaron “transculturación” y dicen muchos más a la pérdida de soberanía nacional. En términos generales actualmente todo esto es lo que se conoce como globalización.
Aunado a todo lo anterior, ya no digamos la TV que fue todo un hito de la comunicación, con la democratización en el uso de la Internet como principal herramienta de comunicación a cualquier nivel, existe una explosión en el acceso y difusión de ideas, teorías e información de cualquier tipo, que puede ser incluso en tiempo real y donde al menos culturalmente, parece no haber un límite de expansión mundial.
De esta forma la globalización renueva su concepto iniciado en las teorías económicas, para hacer referencia a la gran red multidisciplinaria mundial, una red a la que cada vez menos podemos rehuir y donde descansa el futuro de la humanidad. Con tal suerte que debemos participar activa y positivamente para lograr el bienestar integral de nuestro planeta, el cual aquí y ahora sigue siendo nuestro único hogar.
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